La liberación espiritual es el gran objetivo de la humanidad y es por supuesto un empeño heroico. En el caso cubano, este tema central de la condición humana se vuelve la esencia de la nación, a partir de la República Martiana. Todo movimiento material expresa un movimiento del espíritu. Sin un encuentro de la nación cubana con ella misma; con su estructura básica que no es otra que la República Martiana siempre postergada. Cuba nunca será feliz y sufrirá la desunión y la intolerancia. La Repóblica Martiana, no vive en estado de pureza en el espíritu nacional ni se puede estructurar en estado puro, por la mediación humana, pero es nuestra esencia. Los intereses mezquinos, los fanatismos ideológicos, la copia de las propuestas y las realidades extranjerizantes, todas estas aberraciones de los espíritus aherrojados son impotentes y pasajeras y finalmente, se vuelven frustraciones nacionales porque el centro de gravedad de nuestra nación es la república Martiana, que tiene como eje el mejoramiento humano. El camino del mejoramiento humano es el camino de la libertad. No hay salto cuántico, sin liberación espiritual. Si se encara la historia como un proceso económico y no como un proceso de humanización; siempre se termina en el lucro, el egoismo y el crimen. El esclavo se rebelaba con furia porque su naturaleza rebelde, humana y creativa no le permitía vivir encerrado en una jaula. Sin reconocernos como seres libres y por lo tanto éticos; más allá de las determinaciones ontológicas; no podremos liberar nuestro espíritu y de eso se trata.
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